Sara Cevallos, una apasionada defensora de las artes y la cultura, ha creado un refugio para la expresión y sanación emocional en su comunidad a través de su iniciativa: el Taller del Colibrí. Inspirada por su temprano éxito como escritora y por el constante apoyo de su madre, Sara ha dedicado su energía a fusionar el arte con la terapia para abordar desafíos emocionales y psicológicos, mientras lucha contra la falta de promoción cultural en Latinoamérica.
El interés de Sara por el arte y su impacto emocional comenzó desde su infancia, siendo autora del libro “Las Islas Encantadas” a una edad temprana. Esta experiencia no sólo consolidó su amor por el arte, sino que también despertó su interés en compartir esta pasión con otros. Observando los desafíos emocionales y sociales que enfrentaban los niños y los adultos mayores en su comunidad, Sara se inspiró para utilizar el arte como una herramienta de sanación y aprendizaje.
Convencida de que el arte podría ser un catalizador para el cambio personal y comunitario, Sara ideó un plan meticuloso para ofrecer talleres de arteterapia. Estos talleres estaban diseñados para servir como un espacio de expresión y procesamiento emocional, ayudando a participantes de todas las edades a superar barreras interpersonales y sociales a través de la creación artística. Esta iniciativa tomó forma en el Taller del Colibrí, donde niños y adultos mayores podían encontrar un sentido de pertenencia y comunidad.
Inicialmente apoyada por su familia, especialmente por su madre, la red de Sara se expandió significativamente durante sus estudios universitarios en arquitectura. A través de encuentros fortuitos y conexiones compartidas, formó un equipo dedicado de cinco miembros, igualmente apasionados por el arte y su potencial terapéutico. Este equipo ha sido fundamental para desarrollar y maximizar el alcance del proyecto. Además, el programa “Formar para Transformar” del Centro para la Solidaridad y la Filantropía de la Universidad de Monterrey ha proporcionado un apoyo crucial, ofreciendo recursos y orientación para fortalecer su impacto social.
Desde sus comienzos, el Taller del Colibrí ha crecido hasta convertirse en un programa reconocido que beneficia a múltiples generaciones dentro de la comunidad. Proporcionando no solo educación artística sino también apoyo emocional, el taller ha ayudado a muchos a mejorar su bienestar psicológico y su calidad de vida.
Sara enfrentó inicialmente el escepticismo de los adultos que dudaban de su capacidad debido a su juventud. Además, la provisión continua de materiales necesarios para los talleres representó una barrera financiera significativa. Sin desanimarse, Sara contactó con empresas locales para obtener donaciones de materiales, lo que permitió que el taller ofreciera sus servicios de manera gratuita y sostenible.
A través del Taller del Colibrí, ha demostrado que el arte puede ser un poderoso medio de transformación social, proporcionando no solo un escape sino también herramientas para enfrentar y resolver problemas emocionales y psicológicos.
Mirando hacia el futuro, Sara aspira a que el Taller del Colibrí se convierta en una asociación civil autosustentable, expandiéndose a más regiones y potencialmente a nivel internacional. Con su liderazgo visionario y su equipo comprometido, Sara está en camino de convertir el Taller del Colibrí en un modelo de cómo el arte puede transformar vidas, fortaleciendo a individuos y comunidades por igual.
Historia escrita por Richelle Ramírez, Joven Agente de Cambio de Recrea Talento.