Somos agentes de cambio en la práctica de “cuidado”: el papel crucial de los hombres.

Cuando hablamos de “cuidado” nos referimos al término en muchas dimensiones: cuidado hacia nosotras mismas, cuidado hacia las personas que amamos, cuidado hacia las personas de las que somos responsables, cuidado hacia nuestras comunidades, cuidado hacia nuestro planeta.  

Nuestro mundo está dominado en muchos sentidos por sistemas patriarcales, sexistas y misóginos que alimentan a la desigualdad. Muchas veces y en muchos lugares del mundo, observamos que la responsabilidad y el compromiso de cuidar de los demás recae prácticamente en las mujeres. Tendemos a ver qué gran parte de lo que significa ser mujer está relacionado con la acción de cuidar de los demás, ya sea cuidar de una pareja, cuidar a la familia, cuidar de los compañeros, etc. Por otro lado, tendemos a ver que la mayoría de los hombres están exentos de esta responsabilidad, especialmente en lo que se refiere a la parte emocional, mientras que son los principales responsables de los “cuidados” relacionados con proporcionar dinero, comida y techo. Las estadísticas también muestran que los hombres mueren antes debido a problemas de salud como afecciones cardíacas, relacionadas con la falta de autocuidado.

Para este artículo el Equipo Global de DEI, con el apoyo de Carolina Nieto, Ashoka Fellow y directora de Ashoka México, Centroamérica y el Caribe, entrevistamos al Ashoka Fellow Mauro Vargas Urías. Mauro es fundador de GENDES, una organización que trabaja con hombres a través de procesos de reflexión, intervención, investigación e incidencia desde una perspectiva de género y con un enfoque de masculinidades, inclusión y derechos humanos. Durante nuestra conversación con Mauro, pudimos explorar el impacto de los sistemas patriarcales y sexistas en la sociedad, cómo estos afectan específicamente a los hombres y la importancia de las comunidades centradas en el cuidado mutuo para promover un mundo más justo, equitativo y saludable para más personas.

In the photo we can see Mauro - a Latin man, bald, wearing a suit and dress shirt. The photo is in black and white, and we have colorful graphic features added to the photo: a blue zigzag curve, a red square, a purple 8-pointed star, green dots, two pink plus signs and two orange arrows.
Origen: Mauro Vargas

¿Podría ayudarnos a entender las consecuencias de una sociedad patriarcal y sexista? ¿Cuáles son las consecuencias negativas para los hombres?

Aunque el patriarcado ha otorgado históricamente una mentalidad y unas posiciones de poder y privilegio para los hombres, este marco sociocultural también ha generado consecuencias negativas para ellos. Sobre todo, afecta a los hombres que no se ajustan a las expectativas tradicionales impuestas por la masculinidad hegemónica. Las normas de género restrictivas impuestas por el sistema patriarcal les afectan negativamente al limitar su capacidad para conectar/expresar emociones, establecer vínculos profundos, buscar ayuda, ser padres y cuidar de los demás de forma íntegra y explorar una amplia gama de intereses y papeles en la sociedad.

Una de las principales consecuencias de las exigencias de género arraigadas en el machismo, aún predominante, es el daño que causa a la salud física y emocional de los hombres. Ya sea descuidándonos, ignorando el autocuidado, exigiéndonos demasiado a nosotros mismos, asumiendo comportamientos poco saludables, no evitando enfermedades prevenibles, o ignorando molestias graves por el “qué dirán los demás” (porque nos han dicho que mostrar vulnerabilidad no es de hombres o es solo para hombres débiles), todas estas negligencias conducen a enfermedades, problemas de salud mental, e incluso a riesgos innecesarios que pueden afectar a nuestra libertad o a la vida misma.

Esto también limita nuestras capacidades empáticas, que involucran conductas sociales que buscan comprender a los demás y ejercer más cuidado y solidaridad hacia los demás y dentro de los contextos sociales en los que nos desenvolvemos. 

¿Cuáles son las estructuras del actual sistema machista, sexista y misógino que frenan a los hombres a la hora de asumir la responsabilidad de cuidar de sí mismos y de los demás? 

El patriarcado perpetúa los estereotipos de género imponiendo prejuicios, roles y expectativas basados en el sexo. Se espera que los hombres seamos fuertes, valientes y dominantes, lo que limita nuestra capacidad de explorar intereses y habilidades consideradas “femeninas”, como la empatía, la compasión y el cuidado de los demás. Estos estereotipos también restringen las oportunidades de los hombres en trabajos y actividades considerados principalmente para mujeres, como la enfermería, la enseñanza y el cuidado de personas. Se enseña a los hombres a exigir servicios a las mujeres de su entorno en casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Se nos enseña a no asumir responsabilidades que vayan más allá de las económicas. Aprendemos muy pronto a recibir cuidados de los demás, pero nunca a cuidar de uno mismo o de los demás. Nos queda mucho camino por recorrer para alcanzar la autosuficiencia efectiva en aspectos de la vida cotidiana. Estamos lejos de asumir por completo los compromisos de todo lo que implica el trabajo doméstico (organización, limpieza, higiene personal y particular, cuidado de los niños y de los demás, etc.).

¿Cómo definiría una comunidad centrada en los cuidados? ¿Qué principios, mentalidades o prácticas la definirían?

En esencia, una comunidad centrada en los cuidados coloca el principio de la durabilidad de la vida y reconoce la interdependencia entre las personas, la vulnerabilidad de cada uno, el impacto en el medio ambiente de las propias acciones y la búsqueda de un mayor desarrollo social y económico para todos. Incluye la garantía de los derechos de las personas que requieren cuidados y los derechos de quienes cuidan a otros. Reconoce y promueve el autocuidado y la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, pero también entre el Estado, las familias, las comunidades y el mercado. De ahí la importancia de promover políticas públicas que aseguren la priorización del cuidado integral de los miembros de cada núcleo familiar (independientemente de su conformación). Estas políticas tienen que surgir de todos los diferentes espacios donde organizamos las dinámicas sociales en contextos democráticos y tienen que llegar a través de estrategias complementarias, simultáneas y duraderas, acompañadas de recursos públicos suficientes.  

¿Cómo pueden contribuir al bienestar de los hombres las comunidades centradas en el cuidado de las personas? ¿Y cómo pueden ayudar a combatir la masculinidad tóxica?

Al poner el cuidado como núcleo de la vida y de las comunidades, es importante considerar los beneficios de la corresponsabilidad como estrategia clave para favorecer el cambio. Los cambios fundamentales incluyen:

  • Promover la autonomía y la autosuficiencia: aprender a cuidarse sin depender de una persona externa (generalmente de la mujer).
  • Aumentar el bienestar personal (autoestima) y social (relaciones afectivas más sanas y enriquecedoras). Esto implica cambios de mentalidades en cuanto a cómo valorar el bienestar/felicidad individual, comunitaria y social.
  • Aprendizaje de nuevas habilidades y aptitudes vitales.
  • Mejorar las relaciones familiares e íntimas: reduce el estrés y asigna un papel activo a cada persona. Hombres, aprendamos a escuchar y a cumplir nuestra palabra.
  • Permitir a los hombres a disfrutar y enriquecer sus vidas, acompañando a sus seres queridos en los momentos cruciales de la vida: crianza de los hijos, enfermedades, nacimientos, viajes, exámenes, momentos finales de la vida, etc.
  • Liberarse de la presión de ser el (único) proveedor familiar.
  • Mejorar la salud: si los hombres aprenden a cuidar de sí mismos y de los demás, sus hábitos saludables aumentan, su calidad de vida se incrementa y viven más años.

By placing care at the center of life and communities, it is important to consider the benefits of co-responsibility as a key strategy to favor change. Fundamental changes include: 

  • Promoting autonomy and self-sufficiency: learning to care for oneself without depending on an external person (usually female). 
  • Increasing personal (self-esteem) and social (healthier and richer affective relationships) wellbeing. This implies paradigm shifts in terms of how to value individual, community, and social wellbeing/happiness.
  • Learning new skills and competencies for life. 
  • Improving family and intimate relationships: it reduces stress and assigns a participatory role to each person. Men, let's learn to listen, and to keep our word. 
  • Enabling men to enjoy and enrich their lives by accompanying their loved ones in crucial moments of life: raising children, illnesses, births, trips, exams, end-of-life moments, etc. 
  • Being released from the pressure of acting as the (sole) family provider. 
  • Improving health: if men learn to take care of themselves and others, their healthy habits improve, their quality-of-life increases, and they live longer. 

¿Cuál es la importancia del co-liderazgo masculino en estas comunidades? ¿Cuáles serían los primeros pasos que sugeriría para que los hombres asuman la responsabilidad de cuidar de los demás y de sí mismos?

En lugar de limitarnos a pensar o verbalizar el cambio, debemos actuar para lograrlo. Por lo tanto, la participación de cada hombre como agente de cambio, atreviéndose a romper paradigmas patriarcales que se reproducen y transmiten generacionalmente, se vuelve extremadamente importante.

Este tipo de participación masculina en torno a los cuidados implica corresponsabilidad: debemos realizar un trabajo transformador para romper con la masculinidad hegemónica tradicional (transfigurada como machismo) y construir y promover nuevos modelos de masculinidad en los que los cuidados y las emociones tengan un espacio prioritario.

Los primeros pasos involucran reflexionar sobre nuestra forma de ser hombres, nuestras formas de relacionarnos, los costos de seguir desempeñando roles que nos alejan de promover el bienestar de todos. Este proceso nos llevará a la acción, y a empezar a cambiar todo aquello que nos perjudica a nosotros y a los demás. No podemos esperar grandes reacciones externas a la acción, basta con que cada individuo active su propia voluntad. Casi todo hombre tiene el potencial creativo para dar pasos positivos, convocando esas dimensiones sensibles, sensitivas, empáticas, solidarias, tiernas, respetuosas y amorosas desde las que puede compartir espacios de maneras alternativas a las impuestas por los códigos patriarcales.

El éxito depende de la responsabilidad personal y activa de cada hombre. De esta manera, los demás irían replicando modelos de socialización alternativos y tomando conciencia de las consecuencias cuando no se implican en el cambio, así como de los beneficios que la corresponsabilidad proporciona, no solo para los demás, sino para uno mismo. Es importante articular estrategias de alto impacto como campañas de sensibilización, modificar los marcos legales para involucrar a los hombres en verdaderas medidas de igualdad, construir nuevos modelos en los centros de trabajo, desarrollar nuevos enfoques de educación pública libres de estereotipos para las nuevas generaciones, encontrar formas de prevenir conductas de riesgo y promover el autocuidado de los diferentes segmentos de la población masculina.
 

¿Qué estrategias pueden aplicarse para que los hombres desafíen los roles tradicionales de género y asuman la prestación de cuidados como una fortaleza y no como una debilidad?

Es necesario sensibilizar, prevenir, abordar, informar, educar y formar, individual y colectivamente. También es importante sancionar o castigar, cuando sea necesario, los comportamientos que producen negligencia, omisión, abandono o violencia. Yo reforzaría la importancia de acompañar estos esfuerzos con políticas públicas dirigidas a generar las condiciones necesarias para la participación efectiva de los hombres en la cultura del autocuidado y del cuidado.

El trabajo generado con estas estrategias debe ser documentado, medido, evaluado y ajustado, lo que requiere tiempo y recursos suficientes. Este esfuerzo debe hacer evidentes los beneficios para todos y apoyar en incentivar la participación activa y la responsabilidad plena de todos los hombres. Por último, es importante considerar también factores cruciales como la interseccionalidad y la territorialidad para la mayor precisión posible en el diseño, implementación y análisis.  
 

Nota: Se han realizado pequeños cambios clarificadores en la edición de la entrevista.