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El fútbol siempre ha estado presente en la vida de Álvaro Toro. Cuando era más joven entró como alumno a la Escuela Inter Chile de San Bernardo, para luego ser llamado por la Universidad de Chile para que jugara junto a ellos. Tenía un gran potencial y como cualquier niño apasionado a este deporte quería llegar a ser el próximo Alexis Sánchez. Pero algo lo detuvo, en el colegio le hacían bullying y tras pasar por una depresión y fuerte angustia decidió dejar su sueño de lado. Esa fue su primera tarjeta amarilla.
Dejó ese sueño atrás, pero no se rindió. Su pasión por el fútbol no disminuyó, así que retomó todas sus fuerzas y decidió salir adelante cueste lo que cueste. Fue así como un tiempo después volvió a ser parte del Inter Chile de San Bernardo, pero ahora volvía como profesor. Más que jugar, ahora quería generar un cambio en la vida de todos sus alumnos y luchar para que no les sucediera lo que él vivió.
Hoy Álvaro no solo les enseña fútbol a los niños, sino que los educa para la vida. “Debemos aprender que las tarjetas amarillas son algo bueno y comprender que las cosas siempre pasan por algo, que los momentos difíciles nos entregan herramientas para luego salir adelante y así poder contar nuestras historias”. De esta manera Álvaro impacta en la vida de los más pequeños, cambiando de a poco sus realidades.